A la mayoría de los gobiernos les gusta el Bitcoin tanto como a nosotros caminar con piedras en los zapatos. Los recientes ataques de ransomware, en los que los hackers se dirigieron a infraestructuras vulnerables como gasoductos y pidieron un rescate en forma de Bitcoin, están aumentando la atención sobre la criptodivisa. El uso de Bitcoin para actividades ilegales y el blanqueo de dinero también está siendo analizado de cerca por las autoridades. Además, el consumo de energía de la minería de Bitcoin se ha descontrolado en los últimos años y supone una amenaza directa para las iniciativas contra el cambio climático.
El auge de la computación cuántica podría dar pronto a los gobiernos la capacidad de tomar medidas contra Bitcoin y otros tipos de criptodivisas. La información codificada en los superordenadores «cuánticos», conocidos como qubits, existe en infinitos estados debido a lo que se conoce como superposición, ya que hay un número infinito de números decimales entre el 0 y el 1, lo que aumenta enormemente su velocidad respecto a los sistemas informáticos binarios. Los gobiernos podrían utilizar estas máquinas para descifrar las monedas digitales o lanzar ataques de hash para tomar el control de su red y cerrar la regulación. Analicemos este riesgo en detalle.
La criptomoneda de Bitcoin en dos minutos
Antes de entender la vulnerabilidad cuántica de Bitcoin a la supervisión gubernamental, debemos entender primero cómo funciona la red. Considere esta primera analogía básica para la encriptación de la moneda digital: Dibuje dos puntos en un círculo y etiquételos como A y B. A continuación, dibuje una serie de puntos intermedios en el círculo (C, D, E, etc.) y conecte una línea a través de todos estos puntos desde A hasta B. Los puntos A y B son representaciones visuales de la clave pública de la dirección de su cartera, mientras que el número de pasos que se necesitaron para llegar de A a B representa su clave privada.
A continuación, considere esta analogía para entender la vulnerabilidad a los ataques de hash: Intente abrir una cerradura de combinación de tres dígitos sin conocer el código de acceso (no se permiten cizallas). El rompecabezas en sí (conocido como SHA-256) no es nada complejo, pero se necesitan muchos intentos para averiguar la combinación correcta. Es similar a los mineros que verifican las transacciones ofuscadas de Bitcoin, salvo que la red utiliza un proceso seguro para garantizar que no se vean comprometidas. La diferencia es que el nivel de dificultad es variable y puede alcanzar cifras ridículas.
La inminente invasión cuántica
Volvamos a los dos ejemplos. Descifrar ECDSA o SHA-256 es sencillo pero repetitivo: alguien adivina un posible camino o combinación, lo intenta y acierta o se equivoca. Pero imagínese averiguar todas las posibles soluciones de la combinación de la cerradura y luego probarlas todas a la vez. Eso es lo que puede hacer un ordenador cuántico.
Considere que se necesita un ordenador cuántico con 5.000 qubits para descifrar el cifrado de Bitcoin y encontrar las claves privadas. Actualmente, los ordenadores cuánticos más avanzados sólo pueden alcanzar los 66 qubits porque sus estados cuánticos son muy difíciles de controlar. Así que la idea de que los ordenadores cuánticos de un gobierno descifren tus criptocarteras debería ser la menor de tus preocupaciones al menos durante los próximos 100 años, más o menos.
¿Debería preocuparme?
Afortunadamente, el mundo de más criptomonedas es un campo que favorece principalmente al defensor, no al atacante. El miedo a los ordenadores cuánticos y la incertidumbre están bastante lejos, dado su lento desarrollo y la capacidad de la red Bitcoin para defenderse de los ataques, como las actualizaciones de encriptación. Hay que tener en cuenta que hay otras prioridades para las que los gobiernos podrían utilizar sus ordenadores cuánticos, ya que muchos incidentes de hacking y ransomware siguen ocurriendo fuera del mundo Bitcoin.